La Oficina de Análisis Económico publicó sus Gastos de consumo personal (PCE) la semana pasada y fue un número que movió el mercado. Mostró que la inflación aumentó 0.2% en junio, lo cual estuvo en línea con las estimaciones. Año tras año, el PCE disminuyó de 3.8% a 3%, lo que también estuvo en línea con las expectativas. El año pasado, este índice alcanzó un máximo de alrededor de 7%, por lo que fue una mejora muy grande. El PCE básico, que elimina los precios volátiles de los alimentos y la energía, subió 0,2% en el mes. Año tras año disminuyó en 0.5% de 4.6% a 4.1%, que también estuvo por debajo de las expectativas. No olvide que este es también el indicador de inflación favorito de la Fed y con su próxima reunión de la Fed el 20 de septiembre, esto puede ayudarlos a ver que no es necesario volver a aumentar su tasa de fondos federales. Para ayudar a frenar o desacelerar la inflación, la Reserva Federal ha estado aumentando su tasa y la volvió a subir 25 puntos básicos la semana pasada. Si ven que la inflación se está desacelerando, lo que claramente ocurre, podrían pausar los aumentos futuros y mostrar a los mercados que sus objetivos están en camino de ser alcanzados.
A medida que la inflación se disipa, el mercado de bonos atrae más a los inversores. A medida que aumenta la demanda de bonos, aumenta el precio de los bonos. Cuando aumenta el precio de los bonos, las tasas de interés a más largo plazo disminuyen. Cuando se informó el PCE, los bonos subieron más de 30 puntos básicos. Nuevamente, a medida que la inflación continúa enfriándose, deberíamos ver un mercado de bonos más favorable que conducirá a tasas hipotecarias más bajas en el futuro.
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Por: jon iacono